HuracantresArsenalcero
En 1903 un grupo de muchachos aburridos y seguramente algo ñoños decidieron fundar un club de fobal porque entre otras cosas no había tele ni playstatión. Como tampoco existían expertos en marketing y otras hierbas el nombre que eligieron para ponerle al novel club fue “Verde esperanza y no se pierde”. Por suerte para la hinchada cuando fueron a comprar el sello con el nombre del club a una librería de Nueva Pompeya, el dueño (un librero de origen italiano), les recomendó que cambien el nombre a uno más corto. Según lo que pudo averiguar este desganado cronista el tano no entendió un bledo lo que dijeron los alegres muchachitos y por eso les aconsejó cambiarlo. Luego de largos minutos de pensarlo, uno de los jovenzuelos vio un poster con la inscripción “El Huracan” que colgaba de una pared y se iluminó: “Pongamosle Huracan, pongamosle” dijo el pibe, en ese momento estaba de moda hablar en capicúa.El librero, que además de no entender el castellano tampoco lo sabía escribir, le hizo un bonito sello con la siguiente inscripción:
Club Uracan. Calle Ventana 859
Los pibes salieron de la librería chochos con el nuevo chiche que no se para que mierda lo usaron. Con esa plata se hubieran comprado otra pelota y listo.
Como ocurre casi siempre, cuando uno sale con la idea de comprar algo termina comprando otra cosa que seguramente no le sirve y esto por exclusiva culpa del vendedor. Por lo que debe volver a gastar plata para solucionar el problema. Acaso sea este el secreto del sistema capitalista, cosa que no nos importa porque este es un blog de futbol señores.
106 años más tarde Huracan le metió tres pepas, dos caños y cuatro tacos a “los gunners” de Sarandí y se subió a la punta del campeonato a una fecha del final.
gERMAN fRANCO
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